Jesús decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.
»Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. El le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Le dijo: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.
»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho. Si no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».
«Ciudad Multicolor» © Difusión libre cortesía de Colegio Mayor José Kentenich
«Hope» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
¡No llevéis alforjas,
hinchazón de la piel
enferma de codicia
colgando de los hombros!
¡No llevéis alforjas!
Solo hay que llevar
lo que cabe en el pecho,
lo disuelto en la sangre
que se asoma en los ojos
y fecunda los sueños!
¡No llevéis alforjas!
Que no estorben
para acoger los abrazos,
cargar las ovejas perdidas
y los nombres amanecidos
al final de la noche.
¡No llevéis alforjas!
El reino ya está
donde lleguéis,
y el reino os espera
al regreso.
(Benjamín González Buelta sj)