Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor. Él nos ha destinado por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
«Laudate Omnes Gentes» © Autorización de Atheliers et Press de Taizé
«Taizé instrumental II» © Autorización de Atheliers et Press de Taizé
Detrás de mis planes
por encima de mis frustraciones
al hondo de mis sueños y deseos
tras mi autoimagen exigente
y antes que los primeros recuerdos
más al centro que mi propio ser
…estás Tú dándote.
Mi primer aliento fue tuyo
mi cuerpo tiene las huellas de tus dedos
mi primer latido llevaba tu sangre
y mi primer deseo es permanecer a tu lado.
Y aunque a veces no te siento
y hasta llego a dudar
que todo fuera mentira,
cuando menos lo espero
descubro que nunca te has ido.
(Javi Montes, sj)