El Señor habló a Ajaz y le dijo: «Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Ajaz: «No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías: «Escucha, casa de David: ¿no basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».
«3 hours of beautiful instrumental music» © Compartido en Youtube por Peder B. Helland
Dios Padre bueno, que has tejido nuestros caminos para propiciar los encuentros y acortar las distancias que nos separan.
Tú que, a través de tu hijo Jesucristo has querido encarnarte en el misterio humano y sufrir, como nosotros, el cansancio y el azar de los caminos del mundo. Acompáñanos en este viaje, porque también aquí hay trayectos arduos y fatigosos como aquellos caminos polvorientos de Galilea.
Acompáñanos Tú, porque también aquí hay senderos misteriosos como el de Emaús, que nos llevan sin ruido al descubrimiento del otro y que conservan aún la luminosa facultad de transformarnos.
Y, cuando lleguemos al final de nuestro camino y cumplamos una vida de búsquedas y encuentros, de signos sencillos y cotidianos, acógenos Tú y congréganos Tú en la encrucijada inmensa de tu corazón de Padre.