Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».
¿Quién va a seguir a un rey
que porta en su cabeza una corona de espinas?
¿Quién obedecería a un soberano
al que dan palizas soldados del último ejército?
¿Quién se humillaría ante un trono
que es la cruz donde mueren los delincuentes?
Pero si levanto la vista no puedo
dejar de mirar tu entrega majestuosa
Sé que tus heridas son la prueba
del inmenso poder del servicio.
Tu vida arrebatada
es la fuente de la mía, de mi vida eterna.
¿Qué sería de mí sin ti,
mi rey, mi Señor, mi todo?
Ayúdame a construir tu reino,
a ser tu reino, a ser de tu reino.
(Javi Montes, SJ)