Jesús dijo a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y los astros estarán cayendo del cielo, y las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas. Entonces, verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo.
De la higuera aprended la semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca; así también, cuando veáis suceder todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, la generación esta no pasará sin que todas estas cosas se hayan efectuado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas en cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre».
«Al otro lado del mar» © Difusión libre cortesía de Ixcís
«Blackbird» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Señor, Tú eres mi aquí y mi ahora.
No sé el día ni la hora
en que me tocará partir.
Eso lo confío en tus manos.
No quiero vivir con miedo.
Mientras tanto, deseo afrontar cada día
como si fuera el último,
sacándole todo el jugo y sabor.
Mi aquí y mi ahora es:
amar sin dejar nada para mañana,
abrazar sin reservar ninguna muestra de cariño y bondad,
perdonar sin dejar huellas de rencor y resentimiento,
entregarme con una toalla y un lebrillo
entre los pies polvorientos y cansados de los hermanos,
contagiar tu reino y entusiasmar los corazones apagados,
caminar levantando rutas de justicia,
construyendo nueva humanidad, familia con todos.
Todo pasa.
El cielo y la tierra,
los éxitos y los fracasos,
los desamores y las tristezas.
Lo único que queda es tu amor
y el amor que hayamos ido dejando
en nuestro paso por esta hermosa tierra.
Tú eres mi aquí y mi ahora,
pero también mi futuro más feliz.