Jesús iba a Jerusalén. Al llegar a un sitio de las afueras, dijo a dos de los discípulos: “Adelantaos y entrad en ese pueblo que está ahí enfrente. Encontraréis un asno atado, traedlo y si os preguntan decid que es para mí”. Lo hicieron así. Cuando trajeron el asno, Jesús se montó en él, y entró por fin en Jerusalén. La gente lo recibía como a un rey, agitando ramos de olivo y poniendo mantos sobre el camino para que los pisara. Todos contaban las maravillas que le habían visto hacer, y decían: “Bendito sea el rey que viene en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en las alturas”.
«Con él la fiesta empezó. » © Autorización de Provincia Vedruna de Europa
Enséñanos a dar nuestro tiempo y nuestras fuerzas para ayudar a los demás. …Y ser humilde y sencillo… ¡como tú! …ser de esos amigos que saben estar siempre… ¡como tú! …en los buenos y en los malos momentos… ¡como tú! … poder cada día entregar nuestro amor… ¡como tú! …y hacerlo sin medida… ¡como tú! …para que un día disfrutemos de la alegría para siempre en el cielo… …¡como haces tú!
Santo, Santo, Santo el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu Gloria. Hosanna, hosanna, hosanna.