Jesús dijo a sus amigos: «¿No sabéis lo que ponen los libros antiguos? Decían que el Mesías, o sea, el enviado de Dios, padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados. Pues justo esto es lo que ha pasado, y es lo que vosotros habéis visto. Ahora me tengo que ir. Vosotros quedaros unos días en Jerusalén, hasta que os envíe el espíritu que el padre os ha prometido». Entonces salieron de la ciudad, hacia Betania, y los bendijo. Y sin que se dieran cuenta cómo, subió al cielo. Ellos se quedaron admirados. Volvieron a Jerusalén muy contentos. Y estaban en el templo diciendo cosas buenas de Dios.
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Cristo no tienes manos, tienes solo nuestras manos para construir un mundo nuevo donde habite la justicia Cristo no tienes pies, tienes solo nuestros pies para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad CRISTO, SOMOS LA ÚNICA BIBLIA QUE EL PUEBLO LEE AÚN SOMOS EL ÚNICO MENSAJE LIBERADOR (2) Cristo no tienes labios, tienes solo nuestros labios para proclamar a los pobres la buena noticia de la libertad Cristo no tienes medios, tienes solo nuestra acción para lograr que todos los hombres sean hermanos
Cuando vemos sufrir a otras personas, queremos ser tus testigos. Cuando celebramos las fiestas, queremos ser tus testigos. Cuando trabajamos y estudiamos, queremos ser tus testigos. Cuando hacemos deporte, queremos ser tus testigos.