Jesús estaba a punto de marcharse para siempre. Pero quería que los discípulos no pensasen que los abandonaba. Así que les habló de modo solemne, y les dijo: «Si me amáis, os acordaréis de mis palabras, y las cumpliréis. Y el Padre y yo viviremos en vuestro interior. El que no me ama, no se acordará de mis palabras. El Espíritu Santo, dentro de vosotros, será el que se convierta en vuestro maestro y os recuerde todo lo que yo he dicho». Entonces les miró y les dijo: «Os dejo mi paz. No tengáis miedo de que me vaya. Voy a estar con Dios Padre. Cuando me vaya, vosotros no perdáis la fe».
«Hijos de la vida.» © Autorización de San Pablo Multimedia
Sentir juntos la alegría, Sentir juntos una vida que el espíritu nos regala a todos y cada día. El espíritu es el alma que anima nuestro vivir, el espíritu es la fuerza que alienta nuestros esfuerzos, el espíritu es la paz que apacigua nuestros miedos, el espíritu es bondad en los corazones buenos. Sentir juntos la alegría...
Jesús, vendrán días en los que me canse ¿qué pasará?… ¡No te dejaré nunca! Y si vienen días tristes… ¡No te dejaré nunca! Cuando me quede solo… ¡No te dejaré nunca! ¿Y si me entra el miedo?... ¡No te dejaré nunca! Quizás me falten las fuerzas… ¡No te dejaré nunca! Cuando no pueda dormir… ¡No te dejaré nunca! ¡En lo bueno y en lo malo, no te dejaré nunca!