Mt 8, 19-22
Un letrado se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas». Jesús le contestó: «Las zorras tienen madrigueras, las aves del cielo nidos, pero este Hombre no tiene dónde recostar la cabeza».
Otro discípulo le dijo: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Jesús le contestó: «Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».
Pobreza evangélica
No tener nada.
No llevar nada.
No poder nada.
No pedir nada.
Y, de pasada,
no matar nada;
no callar nada.
Solamente el Evangelio, como una faca afilada.
Y el llanto y la risa en la mirada.
Y la mano extendida y apretada.
Y la vida, a caballo dada.
Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,
para testigos de la Revolución ya estallada.
Y mais nada!
(Pedro Casaldáliga)