Hermanos: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.
«Amar y más amar» © Permisos pedidos a Candil
Qué inutilidad es ser –cualquier profesión discreta–; no quiero ser florecilla quitameriendas, quiero ser quitadolores, Santa Ladrona de Penas ser misionera en el barrio ser monja de las tabernas ser dura con las beatas ser una aspirina inmensa –que quien me cate se cure– rodando por los problemas. Hacer circo en los conflictos, limpiar llagas en las celdas, proteger a los amantes imposibles, mentir a la poesía secreta, restañar las alegrías y echar lejía a donde el odio alberga. Si consigo este trabajo, soy mucho más que poeta. (Gloria Fuertes)