Una generación se va, otra generación viene, mientras la tierra siempre está quieta. Sale el sol, se pone el sol, jadea por llegar a su puesto y de allí vuelve a salir. Camina al sur, gira al norte, gira y gira y camina el viento. Todos los ríos caminan al mar y el mar no se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar. Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó, eso sucederá: Nada hay nuevo bajo el sol.
«Bendecid al Señor» © Autorización de Atheliers et Press de Taizé
Todo menos rendirnos, Señor. Todo menos sentarnos, desolados, a esperar la muerte en vida, la mediocridad, la derrota. Es tan solo que solos no podemos… Aunque a veces creamos tener la llave, la rienda, el timón o la energía. Es solo que si Tú no enciendes el horizonte caminamos en círculo hacia ninguna parte. Es solo que si Tú no incendias el corazón y la entraña, las piernas no saben a dónde ir. Es solo que si Tú no lates en nosotros falta el aliento… …y por eso no podemos rendirnos. Que Tú no desesperas de nosotros. (José María R. Olaizola)